martes, 22 de septiembre de 2009

SOBRE EL TAN CACAREADO DIÁLOGO SOCIAL

El diálogo social tiene su origen en la postguerra de la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento, y trás los 6 años de guerra, había en Europa un continente entero en ruinas que el capitalismo tenía que reconstruir. Por supuesto, había otras muchas zonas en la misma situación, pero o eran comunistas, u otras culturas con otros procederes como pudiera ser Japón.
Cada uno con sus métodos para salir adelante.
En nuestro mundo capitalista occidental, se crearon foros impulsados por los gobiernos en los que participaban empresarios y sindicatos. Es obligatorio hacer mención al hecho de que entonces los sindicatos tenían similar fuerza a un partido político. Eran los tiempos en los que los trabajadores se reconocían a sí mismo como tales y hacían valer sus derechos y reivindicaciones unidos. En estos foros se aunaron fuerzas para salir de un agujero espantoso, puesto que ni los trabajadores cobrarían a menos que las empresas los empleasen en algo, ni las empresas podrían echar mano a la ingente cantidad de beneficios que ofertaba la situación si los trabajadores no estaban por la labor. Siendo esto así, y teniendo un explendido arranque en el hecho de que los gobiernos(cabría decir los bancos) ponían dinero, las empresas proliferaban, los beneficios se multiplicaban y los trabajadores incrementaban su calidad de vida, hay que reconocer que fué una formula fabulosa que creó un crecimiento ímpresionante en todos los ámbitos económicos.

Gehiago irakurri...


Sin embargo, la situación hoy es bien distinta. Todos conocemos la voracidad de capitalismo. Esta voracidad ha hecho que las empresas se hagan tremendamente ricas y poderosas, y que los trabajadores nos hayamos acomododado en nuestra bien ganada calidad de vida. Pero esta situación ha llevado a la desaparición del sector primario por el grado de sacrificio que requiere comparado con el trabajo en los otros dos sectores. La agricultura no es medio de vida y no tenemos materias primas competitivas, menos aún bajo el yugo de las multinacionales que tienen esclavizadas a enormes comunidades y territorios. Además, practicamente ha desaparecido el sector secundario, la industria. Para que pudiera seguir incrementando beneficios, ha debido emigrar (lo que allí sería inmigración) a poblaciones dónde aún no conozcan que son los derechos laborales. Por tanto nos hemos quedado casi exclusivamente con el tercer sector, que hace que el dinero fluya de mano en mano, pero no genera riqueza. Y el capitalismo tiene hambre. Su voracidad, su necesidad de incremento en los beneficios les hace apretar en todo lo que pueden.Esta es la situación actual, y ahora los distintos gobiernos llaman al diálogo social.
En Madrid, el diálogo social está bloqueado. Los sindicatos no están dispuestos a recortar derechos de los trabajadores dicen por ahora. Los empresarios no están dispuestos a mantener esos derechos, y exigen que se recorten y que, además, la seguridad social subvencione los paupérrimos contratos que ofrecen. Y mientras se gasta dinero público en un proceso bloqueado, el gobierno, "socialista" para más señas, no toma ninguna decisión, amparado en el "no hay consenso". No lo hubo tampoco tras la revolución industrial, ni nunca lo ha habido salvo en aquella ocasión en la que más al fondo no podía caer nadie. Los trabajadores hacían valer su fuerza mediante huelgas u otros mecanismos de presión, y así lograban mejorar sus condiciones, pero nunca se les ha regalado nada. No entendemos que hay que negociar con una patronal que pide el "contrato del siglo XXI" y pide meter la mano en la Seguridad Social. Si el Gobierno se lo permite, bajo su responsabilidad. Y ya veremos si la sociedad está dispuesta o no. Todavía nos sigue quedando el derecho a la huelga. Aunque también es posible que firmar esto tenga su compensación, al igual que la tendría el Pacto de Toledo. Si no, no se entiende como un sindicato firma alegremente y de forma voluntaria esa pacto. A decir verdad, tampoco se entiende que determinado sindicato sobreviva a Franco.Los únicos consensos, que han sido críticados por los sindicatos no firmantes (como el Pacto de Toledo) han servido para recortar derechos de trabajadores. Serán otros los que tendrán que aclarar porque firmaron. Nosotros por de pronto, valoramos de dónde viene mayormente su financiación.
Pero doblemente sangrante nos parece el diálogo social aquí en Euskadi. 26 años ya en los que ni quién gobierna en Madrid ni quien gobierna en Lakua ahora se ha molestado en cumplir el Estatuto que exaltan. Es decir, no hay políticas de empleo ni de pensiones transferidas, entre otras muchas. ¿Que van a debatir, que tienen que ofrecer unos y que tienen que reclamar otros? Por dignidad no debieran sentarse a gastar dinero público si no tiene objetivos. El único ámbito en el que pueden trabajar es el de la seguridad en el trabajo, y para ello ya existe Osalan, organo en el que cada uno tiene una representatividad en función de lo que es.Lo que sí ha hecho ELA es entregarle al nuevo lehendakari una amplia serie de medidas que propone para acometer la situación actual, de forma pública como podéis observar en este link.
http://www.ela-sindikatua.org/Propuestas%252520Lehendakari.pdf
¿Todavía creemos que nosotros tenemos que apretarnos el cinturón? ¿Ha crecido el salario de los trabajadores al mismo ritmo que hemos generado riqueza? Sabemos de empresas que quiebran, pero ¿sabemos de algún empresario arruinado? ¿Alguna fortuna en bancarrota? Por de pronto, ahora que se congelan los beneficios, se congelan los salarios en Euskaltel. ¿Es razonable entonces pensar que se incrementarán los salarios en la medida que crezcan los beneficios en el futuro ?
Por último, reseñar que hay que tener valor para llamar diálogo social a algo en lo que no está representada ni la mitad de la sociedad. Ni sindical ni socialmente.
Imprimatu sarrera hau

1 comentario:

  1. Tienes razón. HAsta que no se transfieran las pensiones no vas a negociar nigún convenio en Euskaltel, verdad? O mejor, hasta que se viva de bien como en los años 60. Si es que con Franco se vivía mejor...

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